Para ser sincera, considero que aún me falta leer, ver y sobre todo escuchar mucho para poder hablar en serio sobre el punk. Pero el hecho de trabajar en un programa de radio que se dedica específicamente a este género musical hizo que me acerque al tema, que escuche su música y fundamentalmente que me interese en las ideas que aparecieron con un movimiento que predicaba el “no futuro”.
Lo que me resulta paradójico es que aquello que los jóvenes ingleses de 1977 creían, eso de que no hay nada más que el presente, de que todo es efímero y de que este mundo no tiene nada para ofrecerles, se haya extendido al punto de que hoy, treinta años después de la explosión de esas ideas, en todo el mundo se esté celebrando que el punk siga existiendo. Entonces, sí no había futuro, ¿qué pasó?
No pretendo dar una respuesta, sólo puedo decir que las mutaciones del mundo, de las que los hombres somos responsables, se encargaron de que los jóvenes del siglo XXI sigamos pensando que no hay futuro y que hay demasiado que no está bien. Por eso, que el punk siga existiendo y que se conmemore su aparición, es pura lógica.
Después de semejante preámbulo, no me queda otra opción que contar cómo fue el festejo por estos pagos. Sí, porque a pesar de estar a miles de kilómetros del epicentro, hace más de 25 años que parte de la escena del rock local se identifica con el movimiento punk. Y aunque es un circuito pequeño que se mantiene bastante al margen de las grandes ligas rockeras, éste era un festejo merecido.
Y para llevarlo acabo el lugar era obras, no había otro. Las bandas elegidas debían representar al género y mantener una clara identificación con las ideas, no debe haber sido tarea fácil decidir, aunque algunos nombres ni necesitaron ser pronunciados, su presencia era una obviedad.
Así, llegó el esperado día. El viernes 14 de diciembre se materializó el ansiado festejo que reunió en un mismo escenario a tres generaciones de bandas que, cada una a su manera, se encargaron de rendirle homenaje a quienes los inspiraron. En orden de aparición, el recital se compuso con las presentaciones de: Bombarderos, Mal Momento, Cadena Perpetua, Violadores y 2 Minutos.
Como la jornada prometía ser larga y agitada, todo comenzó puntual. Los bombarderos arrancaron a las 19 horas, y aprovecharon el escenario y la convocatoria (en ese momento ¾ del campo estaban llenos) para darse a conocer y para que sus seguidores puedan disfrutar de un show en la liga mayor, lástima que el sonido no acompañó…desventajas de tocar en primer lugar. La tarde-noche siguió con Mal Momento, banda que hace poco cumplió 20 años y que vivió los inicios del punk en Argentina. Según los especialistas, su set fue lo más ramonero de la noche, aunque el sonido tampoco ayudó.
Ya con el estadio lleno, apareció en el escenario un power trío que a algunos les gusta llamar, con razón, “la aplanadora del punk”. Cadena Perpetua tampoco sonó todo lo bien que puede sonar, pero no dejó de demoler paredes y emocionar con cada canción. Como siempre tocó una larga lista y ejecutó un tema atrás de otro sin respirar ni dar respiro al público que nunca dejó de agitar.
Cuando volvieron a apagarse las luces todos esperábamos que aparezca 2 Minutos y nos deleite con hits de Valentín Alsina, pero para eso hubo que esperar un rato más. Por algunos cambios de último momento (al parecer Mosca tuvo que ir al hospital, aunque nunca sabremos qué pasó en realidad), salió al escenario Violadores con Pil a la cabeza. El show fue un continuado de clásicos que enloqueció al público: muy acertada la elección de la lista, ideal para el festejo y la filmación del DVD. Arrancaron con “Represión”, terminaron con “Uno, Dos, Ultraviolento” y en el medio Pil recordó que hoy, 30 años después, todavía, NO HAY FUTURO.
Y el final llegó, sorpresivamente, de la mano de 2 Minutos. Para que el clima no se apague la mejor idea fue empezar con “Ya no sos Igual”, seguir con “Arrebato” y después tocar “Piñas van, Piñas Vienen”, una lista cien por cien efectista. Y el efecto no tardó en aparecer, El Mosca se plantó en el escenario para ponerle voz a otra oleada de hits que desataron el delirio y la nostalgia generalizada. Abajo, en el campo, reinaron el pogo y la emoción.
Para cerrar se puede decir que el punk tuvo su festejo con un recital que reunió bandas con diferente trayectoria, público de distintas edades y sobre todo logró condensar en tres horas 25 años de historia. Un show no apto para cardíacos.
